No pudo ser. Estuvimos muy cerca, casi tocándola, pero al final no nos la pudimos llevar. Tras 90 minutos de entrega y buen fútbol, el partido acabó con 0-0 y se decidió en la tanda de penaltys. La final se presentaba emocionante, entre 2 equipos del mismo barrio, que se conocían muy bien y compartían amistad. Con la grada llena, el ambiente era el propio de una gran final. El encuentro empezaba con mucho respeto por ambos equipos, dejando jugar y aprovechando los primeros minutos para estudiar al rival. La primera parte fue de ligero dominio por nuestra parte, aunque sin ocasiones claras en ninguna de las 2 porterías. Nosotros nos acercábamos con mas peligro al área rival, pero ellos se defendían bien y nos costaba acertar en el último pase. La segunda parte fue mas de dominio del equipo rival, aunque con pocas ocasiones claras para marcar. En las pocas que tuvieron, en jugadas individuales, nuestro portero Juanan acertó a desbaratarlas. En alguna fase de esta segunda mitad, a nosotros nos costaba generar juego y perdíamos rápidamente el balón. Pero también disfrutamos de alguna ocasión en la que el portero rival tuvo que intervenir para evitar los penaltys. Ellos tiraban mas de acciones individuales, mientras que nosotros nos veíamos mas como un equipo fuerte y compacto. El partido acabó con 0-0 y la final se tenía que decidir en la tanda de penaltys. Y como bien dicen, los penaltys es una lotería, y esta vez nos tocó perder. Ellos metieron sus 5, y nosotros fallamos el último. Es injusto perder una final así, pero ambos equipos merecíamos ganarla y de alguna manera había que decidirlo. La sensación al final del partido era de estar orgullosos del partido que habíamos hecho, lo habíamos dado todo en el campo, pero por otra parte la tristeza de haber estado tan cerca de la gloria y no haber podido cumplir el objetivo. Desde aquí queremos felicitar a la Familia TRV por la consecución de este título. Esperemos volver a vernos en alguna otra final, y qué en esa ocasión la suerte esté de nuestro lado.